lunes, 28 de abril de 2008


Siento pena por no haber enfocado bien esta imagen, sin embargo se puede notar la mezcla de colores que me sirven para recordar la intención de tomarla.

No recuerdo haber visto antes algo como esto, el cuadro no pudo haberse repetido antes, porque nunca a las 6 de la mañana había estado junto a una multitudinaria procesión de Semana santa en Ayacucho... A estas horas, el cuerpo ya no me daba para nada más que para dormir, pero la gente con su calor, su devoción, su borrachera, su sonrisa y todo lo que tiene para atraparte, permanecían ahí, frente a esa Iglesia, incólumes, vivos esperando más de esta Semana Santa que me había succionado toda la tristeza, y que me tatuaba en la sangre el recuerdo más increíble de los últimos viajes.

No sé en qué momentos recordé que era un ser humano con preocupaciones; el ambiente exhalaba relax. En otras circunstancias mi único afán hubiera sido el de agenciarme situaciones para sentirme menos sosegada.
Pero ahora no quería tener tiempo para eso, después de mucho tiempo podía sentirme bien conmigo misma en medio de la muchedumbre. Como pocas veces, los demás me ayudaron a reafirmarme como persona; tal vez la alegría me puso más eufórica que siempre; sentirme el centro de atención y atracción me levantó el ego y el ánimo; estoy segura que en otro entorno no hubiera podido fluir así, el ambiente lo permitió, la gente se prestó, el frío lo forzó y la cerveza lo facilitó.


la foto es real y refleja los colores de mis sensaciones, azul -blanco y negro en el cielo al que quiero subir en la escalera de los escalones infinitos para sentarme en sus nubes y escupir gotas de optimismo sobre la multitud hambrienta de fe

No hay comentarios: